jueves, 24 de julio de 2014

no me he curao ni me he drogao.

hace dos semanas llegué a buenos aires y no sé que más decir al respecto. me acuerdo que el viaje tuvo muchas turbulencias, me cagué de hambre y un niño lloraba en el asiento de al lado. miré mucho rato la cordillera y sentí unas ganas terribles de sentarme en el ala del avión y quedarme ahí por siempre. hay días que hace frio y otros días que la chaqueta se vuelve un estorbo. mis días transcurren entre mi pieza adoptiva, ir al supermercado de los chinos, cruzar algunas palabras con el dueño de la casa y tomar cervezas por nueve pesos. mis compañeros de intercambio son de todos lados, pero los que mejor me caen son los que tienen un español como la mierda. anoche fuimos a un bar, pero me vine al poco rato. tomé la 152 y me vine a mi casa a poner pijama. en estos días me compré un libro de murakami, un francés me beso, use el servicio de lavandería y mañana pretendo irme lejos en tren. las cosas que mas extraño son la palta, la marraqueta, mi maneki y a mis perros.
hay días en que quiero volver y otros días en que solo quiero perderme eternamente en la 152 por la madrugada.
buenos aires no es mi lugar, pero santiago tampoco lo es.

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