lunes, 3 de octubre de 2011

pero ya no importa nada, perdí la voluntad para querer algo más. no tengo miedo.

siempre he olvidado abrocharme las zapatillas, porque me da flojera y, a veces, me agrada ver como se asoma un pedazo de calcetín cuando camino sin pisar las lineas de la veredas. las pocas cosas que me agradan respecto a mí, es material. quiero decir, mi computador, mi croquera y mi mochila. hay algo que me falta, siento un orificio enorme en mi cuerpo que permite ver el borde de la silla de donde estoy sentada. la cosas no me salen como quisiera y llevo el anonimato impregnado en la sien. hoy día después de haber hecho una fila de dos horas en un banco, y unas monedas sueltas en el bolsillo, se me engancharon mis cordones en la escalera mecánica del metro, provocando mi caída, la risa de muchos, unos moretones a mi colección y botarle el bolso a una niña con jumper. lo único que mi cerebro ineficaz me hizo pensar, fue en salir corriendo a tomar mi micro y llegar lo antes posible a mi escondite. mi pieza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

es mejor ser anónima a tener que vivir el pudor de que todos te conozcan.