miércoles, 18 de enero de 2012

estoy grande, pero mi mamá sigue encontrando mis manos pequeñas y planchandome la ropa.

no me imagine nunca que quedar en la universidad seria algo tan insípido como abandonar el colegio. jamas me había arriesgado por algo, evadí las decisiones hasta lo que mas pude y entré a un preuniversitario sin saber por qué. ahora que estoy matriculada en algo que ni yo sé de que se trata, llena de papeles, bolsas con el logo de la universidad y sacándome fotos para el pase escolar, siento que estoy realmente pérdida. no entiendo nada de lo que esta pasando en mi vida en este momento: universitaria y trabajando. siento como si me hubiesen secuestrado los aztecas y me hubiesen pintado el cuerpo para luchar con algo que es invencible, y yo no tenga más opción que hacerlo, y morir en el intento. yo creo que algo así se debe sentir cuando uno nace, cuando te sacan de las entrañas, de esa cueva secreta tan propia. para mí, nacer, es un acto sumamente violento. y así me siento ahora, como si naciera por segunda vez, pero ahora nazco grande y no me reciben doctores ni un papá grabando en vhs, si no que, unos pasillos frios, viajes en metro, cálculo, algebra, caras nuevas y un trabajo mal pagado de ocho horas diarias. yo sé que mis papas notan que estoy distinta, mi pelo ya no esta rojo, no tengo argolla en la nariz, no tengo tiempo para tomar cervezas y mi mamá suele ser amable cuando llego a las 11 a la casa, después de haber hecho pizzas y atender a personas.
me hace falta una siesta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pucha javi, ese es el costo de crecer. Una vez que te involucras en esto es casi imposible salir.
Abrazos
Mati