lunes, 10 de febrero de 2014

no puede ser verdad que nadie me quiera ni aunque sea un poquito.


ayer llegué a santiago. estuve casi cinco días en valpo con unas niñas mas curas y volas que yo, durmiendo en el suelo, fumando harto y subiendo cerros. una parte de mí quería irse. extrañaba a mis perros, mi cama y dormir doce horas seguidas. pero cuando llegué me dio tanta pena, santiago deprime mucho y no tiene escaleras vacías para fumarse unos porros y tomar unas pilsen a las 2 am. ahora que he vuelto a mi realidad veraniega del pijama, viendo programas anónimos en el cable me doy cuenta que necesito mucho amor. nadie puede sobrevivir tantos años solo, y yo no soy la excepción. tampoco escribo esto por estar cerca del catorce de febrero ni esas weas que inventan para hacerte sentir una mierda, sino, que hablo de cualquier tipo de amor. a veces me gustaría que mi papá no me llamara solo para mi cumpleaños y navidad, ni estar a unas semanas de cumplir un año sin verlo. 
también necesito cariño en el pelo y que me tomen la mano al caminar.